martes, 31 de diciembre de 2013

Empezando el 2014 con buen pie... ¡Descontamina tu mente!

El Mono de Harlow* cierra el 2013: ¡Buenas tardes desde Madrid!

He tenido la suerte este año de poder pasar la Navidad en mi ciudad natal algo más de dos semanas, así que teniendo en cuenta que llevo cuatro años y pico viviendo en Munich y apenas veo a mi familia y amigos, creo que mi ausencia temporal del blog está más que justificada.
Como siempre y creo que muchos estaréis de acuerdo en esto, las navidades son un periodo de encuentros, desencuentros, reencuentros, de reflexiones y análisis, de evaluaciones y conclusiones. Un momento de reencuentro incluso con uno mismo. Un momento de mirada hacia atrás, y también de mirada hacia adelante. Surgen preguntas sobre el curso de tu vida y propuestas para su continuación.

Estos días de reflexión son complicados para todos. Algunos se despiden del 2013 con alegría, pues no consideran que haya sido un buen año; otros lo hacen con nostalgia, recordando todos los buenos momentos que han vivido. Otros con tristeza o enfado. Otros ni siquiera lo celebran, pues el cambio de año no supone un significado para ellos, y es probable que reflexionen en otra época del año. Los más idealistas elaboran incluso una lista de propósitos de año nuevo, de los que todos sabemos que al final no se termina cumpliendo ni la mitad. Sin embargo no deja de ser algo motivador para posicionarnos en dirección a determinadas metas y suelen ser de hecho fruto de una exhaustiva evaluación de los procesos y logros conseguidos a lo largo del año anterior.


Yo también era de esas personas que escribía su lista de propósitos, incluso en 2007 hice una para los siguientes cinco años, es decir, hice una descripción o lista de cómo quería verme en los próximos cinco años. Para mi sorpresa, encontré esta lista hace dos nocheviejas y menos uno, pude hacer "tick" en todos los ítems. Ahí me di cuenta no sólo de que las metas que me propuse eran realistas, sino de que tenía claro adónde me estaba dirigiendo. Y sí, me sentí muy satisfecha, por eso sigo haciéndolo aunque también me he dado cuenta de que es más fácil y nacen más metas a los veinte años que a los veinticinco.

¿Propósitos para el 2014?

Entre los propósitos que sugiero a nivel psicológico (es lo mío) están recordar algunos de los puntos de psicología positiva que hemos aprendido este año, como disfrutar las PEQUEÑAS COSAS que nos hacen felices, saber dar GRACIAS por aquello que tenemos y para aprender este último día del año propongo DEPURAR NUESTRA MENTE utilizando como herramienta la reflexión para empezar con buen pie el año y vivir en 2014 envueltos en una atmósfera libre de malos pensamientos que favorecerá una existencia más serena y más estable.

Durante un seminario sobre encuentros entre Oriente y Occidente en Dharamsala, en la India, una psicóloga americana entre el grupo de asistentes expuso el tema del odio hacia uno mismo. En un principio el Dalai Lama dudó haber escuchado bien y pidió de nuevo al traductor que le explicara el concepto. Luego preguntó directamente qué significaba eso de odiarse a uno mismo, ya que le parecía inconcebible que el ser humano pudiera sentir odio hacia sí mismo.

Cuando finalmente entendió a qué se estaban refiriendo, y le explicaron que es un fenómeno muy frecuente en Occidente, le invadió una enorme tristeza. Solo imaginar que tantísima gente pudiera sentirse mal consigo misma, hasta el punto de odiarse... ¿Dónde se originan estos horribles juicios que surgen en nosotros tan frecuentemente? ¿Esos "soy un desastre", "no soy capaz de conseguirlo"? ¿Esos "no me merezco ser amado"? ¿"No estoy a la altura"?

Los juicios negativos que atribuimos a nosotros mismos provienen generalmente del miedo a lo que piensen los demás de nosotros. Son en realidad juicios de otros -reales o imaginarios- que nos hemos atribuido como propios.

En realidad no es tu voz la que resuena en tu cabeza haciéndote sentir así y contaminando tu mundo psíquico. Son las voces irreales de todos aquellos que crees que piensan o han pensado alguna vez así de tí.

Es importante parar el raudal de pensamientos negativos que podemos tener sobre nosotros mismos.
Lo he repetido a lo largo de este año y lo reitero: TRÁTATE CON AMABILIDAD.

¡Fuera prejuicios!

Y esto no es suficiente. ¡Debemos de hecho poner fin al raudal de pensamientos negativos que tenemos sobre los demás! ¿Eres una persona prejuiciosa? Pues debes saber que a nadie estás haciendo tanto daño como a tí mismo. Cuando asestamos un juicio categórico acerca de un amigo, compañero o conocido (o familiar), "es un incompetente", "es un egoísta", "es una arrogante", "es un liante", lo que estamos haciendo es administrarnos una pequeña dosis de autosatisfacción al compararnos ventajosamente con la que consideramos víctima de nuestro juicio. Pero esa satisfacción es muy a corto plazo. Las críticas a la gente con la que compartimos la vida refuerza esa idea de que vivimos en un mundo de víctimas-agresores en el que cada uno es víctima y agresor a la vez.

Solo debes esperar tu turno para ser criticado por cualquiera. Siempre tengo en mente esa famosa frase que me dijo una vez mi madre y que hoy escucho casi a diario por los psicólogos: "NO SE PUEDE CAER BIEN A TODO EL MUNDO. ASÍ QUE DEJA DE INVERTIR TU ENERGÍA INTENTÁNDOLO". Liberándonos de los juicios agresivos a los demás aprenderemos a liberarnos de los juicios que realizamos con nosotros mismos. Cuanto más tolerante y relativo seas, así como cuanto más situacionales sean tus juicios, más tolerante, relativo y flexible serás haciendo juicios sobre tí mismo.

A mi parecer, una de las plegarias más conmovedoras y sencillas del budismo es una etapa fundamental hacia la ecología interior y la de nuestras relaciones con otras personas.

Reflexiones de 2013

Personalmente añado una despedida alegre de 2013, alegre porque haciendo balance ha sido sin duda un año feliz. He cumplido proyectos, he amado y he sido amada a nivel familia, amigos y pareja, he aprendido muchísimo, me he desarrollado a nivel personal y profesional, he vivido nuevas experiencias. También he empezado este pequeño hobby en el que estoy escribiendo ahora. E igual que muchos me habéis escrito agradeciendo lo que hago y animándome a que siga, quiero agradeceros yo también el tiempo que dedicáis en leer mis textos. Sin ser algo remunerado, me satisface y me llena mucho cada vez que alguien me comunica que le he ayudado en algo o que el artículo le ha servido para algo, ya que la sensación que me da siempre es la de escribir para la nada y hace ilusión saber que detrás de la pantalla hay tanta gente que me sigue, incluso dejando de escribir 15 días se ha mantenido la media de visitas diarias.
Estoy sorprendida. 
Muchas gracias. 
Este 2014 seguiré esforzándome por ofrecer calidad y haceros pasar un buen rato a la vez que aprendemos juntos. 

Por otro lado ha sido un año que me ha ofrecido conocer personas maestras, unas me han aportado y enseñado y de otras me he tenido que alejar. Todo el camino ha estado lleno de magia y han ido surgiendo personas, situaciones y oportunidades en cada momento, como si corriera una "jincana". En general creo que la vida se porta muy bien conmigo (si me lo merezco o no, ese es otro tema) y confío en que la actitud positiva que me ha traído adonde estoy hoy me seguirá llevando por el buen camino. 

Espero y deseo que todos los que estáis leyendo el artículo de hoy caminéis por el 2014 con decisión, con positivismo, pisando fuerte y que consigáis atraer a vuestra vida todo lo que necesitáis, deseáis y queréis. Acordaros de lo más importante: AMAR, AMAR, AMAR!!! Transmitírselo a vuestro padre, madre, hermano, hermana o pareja, acordaros de decir: TE AMO, no es bueno abusar de una frase pero tampoco evitarla como hace mucha gente; no hay que darlo por hecho, y es tan importante decirlo cuando de verdad lo sientes... No os sintáis débiles ni ridículos, aunque la persona que lo escuche se sorprenda.
Pero sobretodo que construyáis un año feliz, que lo llenéis de buenos momentos, felices, que son los que al final quedan en el recuerdo y que tengáis la oportunidad de vivir experiencias que os aporten, os enseñen y os hagan mejores personas.

Os deseo también un buen desliz al 2014 y que paséis hoy una noche especial. 




¡A seguir disfrutando de la vida!


¡ F E L I Z     4 !





Madrid, disfrazada de Navidad


miércoles, 18 de diciembre de 2013

El estrés es tu amigo

Busca la palabra estrés en Google. Los resultados son tan variados como deprimentes. Hay millones de estudios, de artículos, las revistas no dejan de hablar de ello. Estrés por aquí, estrés por allí... Como mucho porque tengo estrés, como poco porque tengo estrés... Me mato a hacer ejercicio porque tengo estrés, fumo como un carretero porque, es que tengo estrés... El estrés es descrito como la enfermedad del siglo XXI, como emoción negativa, como fuente y causa de múltiples enfermedades físicas como tumores o trastornos digestivos, así como de trastornos psicológicos, siendo ejemplos depresión, ansiedad, anorexia o bulimia.

Demasiado negativismo, como siempre. ¿Qué ha pasado este último siglo con la fama negativa e innecesaria que se le ha dado a la palabra "estrés"? Concepto que por cierto, ni se conocía hace siglo y medio. ¿Por qué ha sido generado ese miedo, esa mala relación, esa evitación a toda costa, de una emoción que no solo generamos voluntariamente (la sociedad capitalista es algo inventado por el ser humano, verdad?) sino que es total y absolutamente natural y forma parte de nuestro amplio repertorio de emociones?

Hace poco pude ver un vídeo que por fin corroboró mis sospechas y ya fundamentadas creencias. Kelly McGonigal, psicóloga americana de la Universidad de Stanford, realizó un estudio que apoya mi crítica a las creencias sobre el estrés (exactamente igual que critico algunas creencias sobre el síndrome de Burnout) y presentó los resultados en una charla que ha sido publicada en la famosa comunidad virtual de TED. A los profesionales de la salud, a las industrias farmacéuticas, a los políticos, a demasiada gente con poder hoy en día, les conviene que se atribuya al estrés un significado alarmantemente negativo. Si existe estrés, aumenta la susceptibilidad de ser manipulado, es un producto, un estado creado en las personas que genera una necesidad que no existía, una necesidad fantasma de ayuda, de demanda de soluciones. Pero esto no es nada novedoso en la sociedad, sucede de hecho con excesiva frecuencia, crearte necesidades que no tienes para luego ofrecerte soluciones.

Así es cada vez mayor el número de personas que buscan esta palabra en el buscador más potente de todos los tiempos, que en mi humilde opinión, no solo es potente sino también injustamente poderoso. El estrés es pues, el enemigo. Ese estado que nunca queremos tener, y que paradójicamente tenemos constantemente.

Es por tanto importante, o al menos considero yo importante, propagar este conocimiento y ponerlo al alcance de todos de forma gratuita, altruista, sin otro objetivo que no sea el de ayudar a vivir un poquito más felices (y menos estresados, claro).

Pues bien, precisamente caer en esa trampa, en esas redes, de vivir evitando el estrés, genera en sí estrés. Es el comunmente llamado "miedo del miedo". Son las creencias que han sido lentamente incorporadas e incluidas en tu sistema natural de creencias, las que te producen ese estado que de forma mantenida y a largo plazo desencadena efectivamente en enfermedades manifiestas.

Es curioso como además aquél que vive relajado y sin estrés, está socialmente visto como "empanado" o vago, desde luego da qué pensar. La vida no tiene por qué ir más deprisa de lo que uno quiere que vaya, no hay prisa, la prisa (me puedo imaginar que la palabra prisa viene o está relacionada con la palabra presión) nos la damos nosotros porque así lo decidimos, porque vida hay de sobra para hacer todas las cosas que queremos hacer.


En mi opinión el estrés es algo así como un amigo que te está avisando de que deberías hacer algo o de que algo no va bien. Una especie de rescatador muy pesado. Y como nos han enseñado que es malo y que es el enemigo, le oímos pero no le escuchamos, pasamos de él, huimos, y entonces sigue molestándonos en el tiempo, insistiendo hasta que le hagamos caso y le escuchemos.

Es por tanto quizás algo más efectivo, cambiar esas creencias y aceptar al estrés, darle la bienvenida y preguntarle por qué ha venido, qué tiene que decirnos. En cuanto notes algunos síntomas físicos o psíquicos (problemas de sueño, apatía, tristeza, frustración, ansiedad, síntomas somáticos como granitos, eccemas, trastornos gastrointestinales entre muchísimos otros muy diversos) pregúntate por qué podrías estar así. Identifica. Prioriza. Actúa. Proponte metas reales y alcanzables. No procrastrines. Dedícate tiempo a tí, a tus hobbies, elige estar solo. Que la soledad no te elija a tí, pues es entonces cuando se deja de disfrutar. Relájate, borra de tu lista aquellas cosas por hacer que realmente no eran tan importantes. Ríete y sonríe, aunque no tengas ganas. Si no consigues algo que te has propuesto, piensa en todo lo que has aprendido durante el camino.

Y sobretodo, sobretodo... Que no te estrese el estrés.

Escúchale, y verás como desaparece...



!Hasta muy pronto!



"Primero no preocuparse por las cosas pequeñas y segundo, recordar que casi todas las cosas en esta vida son pequeñas" (Adam J. Jackson)

"Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto" (Henry Ford)




viernes, 6 de diciembre de 2013

Navidad... ¿noche de paz, noche de amor?

Hoy aporto una pequeña reflexión...

...que ha sido consecuencia de una conversación que surgió el otro día de sobremesa. (me encanta esta palabra: "sobremesa", que en alemán no existe porque no la hacen). La conversación derivó en el extenso a la par que polémico tema de la Navidad (bueno tampoco es que esto sea muy sorprendente, es lo propio en estas fechas). Este es, dicho sea de paso, uno de esos pequeños detalles que nos diferencian de los alemanes: ellos arreglan el mundo actuando, y nosotros preferimos hacerlo en modo charla, en la mesa después de comer/cenar.

Nuestra conversación no se centró en analizar las fiestas desde una perspectiva religiosa, que es supuestamente el único sentido que debería tener (y que doy por supuesto que conocéis todos, seáis católicos o no), sino desde la perspectiva consumista. No voy a soltaros la típica charla, soy consciente de lo de moda que está echar pestes de la Navidad y tacharla de "comercial". Parto sin embargo de esta base para luego entrar en su defensa. Pues no porque esta postura esté de moda, es menos válida.

El (ab)uso de los valores para aumentar ventas. La manipulación emocional para disparar el consumismo. Esa conquista silenciosa que ha hecho Papá Nöel de la Navidad en las últimas décadas porque sí, porque al Corte Inglés y a otros grandes almacenes les venía de lujo, porque si Coca-Cola se había emborrachado de éxito con su campaña navideña en la que aparece este señor con un diseño rojo demasiado hortera, no le iban a excluir del festejo. En un futuro incluso se atreverán a colarlo en algún versículo de la biblia, seguro, para defender que él siempre estuvo ahí, y es entonces cuando culminará su conquista de manera que la celebración de su llegada anual se torne indiscutible. Además como es obeso (un muy poco sutil reflejo de los excesos navideños), se desplaza en trineo y le llevan renos que vuelan. Muy realista. En mi opinión los Reyes Magos, lo mires por donde lo mires, tienen muchísimo más mérito y poniéndonos pragmáticos, más credibilidad. Se recorren el mundo en camello, por el desierto y además sufriendo de hambre y sed, que eso yo lo sé porque en mi casa arrasaban con las galletas y se bebían el brik entero de leche. Lo que está claro es que si los camellos volaran, Papá Nöel no hubiera sido competencia.

Y volviendo al tema que me concierne, estamos en un punto en el que se suma valor a los momentos (en algunas familias varios) de entrega de regalos y se resta peso al tiempo que se pasa en familia y con esos amigos a los que apenas se ven durante el año. Los niños son incluso educados en esta escala de valores. Las comidas familiares, los encuentros, se convierten en eventos estresantes y me atrevería a decir que en algunas familias se rozan la tensión y el cinismo. Lo que en principio era "Noche de paz, noche de amor" como decía el villancico, se convierte en "Noche de estrés, noche de horror", y preferimos basarnos entonces en otro villancico "beben, beben y vuelven a beber, los peces en el río por ver a Dios nacer", y claro, si los peces se ponen tiesos por ver a Dios nacer, nosotros no íbamos a ser menos. Los excesos son protagonistas de estas fiestas, en todas sus vertientes. Exceso de consumo de alcohol, exceso de discusiones, exceso de gastos, exceso de comida... Qué ironía, la gente mandando postales navideñas de Unicef u otras ONG´s, que donan un mísero euro por postal al tercer mundo (y encima nos sentiremos orgullosos, solidarios y con la conciencia dando aplausos, manda co...), que si de verdad nos da tanta pena que haya hambre en el mundo, se podrían donar los doscientos euros que tenemos pensado dejarnos en la ligerísima cena de Nochebuena y comida de Navidad, que nos comemos además, sin hambre. Y os recuerdo a aquellos que sois buenos cristianos, que la gula es pecado capital. No sé si me he confundido y he utilizado la palabra ironía cuando quería decir "hipocresía".

Mi novio siempre se ríe porque me gusta mucho la Navidad, y desde luego que por los últimos párrafos no creo haber dado eso a entender, pero es ahora cuando voy a argumentar mi actitud positiva hacia estas fiestas, positiva hacia una parte e irónica hacia la otra (la consumista), irónica, porque es mi forma de rechazar aquello con lo que no estoy de acuerdo. En este caso hay que darle un poco de gracias a la crisis, que por lo menos ha hecho tomar conciencia del abuso ridículo que la sociedad ha hecho (y sigue haciendo) de nuestro bolsillo con excusa de las navidades.

Por otro lado, de la conversación de sobremesa (me emociono de nuevo utilizando esta palabra), había un punto que me parecía positivo. Lejos de la crítica hacia aquellas personas que solo son solidarias y generosas cuando llega el mes de Diciembre, la mayoría del grupo opinaba que la puesta en práctica de estos valores eran también consecuencia del consumismo y expresaban abiertamente rechazo a esta clase de conductas. Es posible que en parte la peste la hipocresía que desprenden estas actitudes genere algo así como asco, pero si del absolutismo pasamos al relativismo, podemos elegir verlo desde otro punto de vista.

Así se disfraza Munich en Navidad
Este punto de vista es la Navidad como un periodo de reflexión, un punto de inflexión en el curso del tiempo en el que repasas tu trayectoria de vida y te preguntas, lo estoy haciendo bien? Practico lo que predico? Si la respuesta es sí, no necesitarás realizar ningún cambio en tu rutina, pues seguirás siendo una persona que aplica sus valores y sin más, pasarás por este mes como el que pasa un verano en Cuenca. Sin embargo puede que la respuesta sea no, y es entonces cuando las personas se aterrorizan al pensar que puede que no sean esas personas que elegirían como ejemplo a seguir, y rectifican con urgencia, con tanta urgencia que sobrepasan el otro extremo (ahora no soy solo generoso, sino el más generoso), explotando en Diciembre toda la solidaridad que no han explotado el resto del ano. Pues bueno, visto así, que la atmósfera navideña despierte ese buen-hacer que andaba dormido el resto del ano, no puede ser de ninguna manera negativo y puede ser interpretado incluso no como hipocreía, sino como una especie de alarma anual.

Este periodo de reflexión lleva a muchas personas a reconciliarse, al encuentro, al reencuentro, a expresarse lo mucho que se aman, o incluso a darse cuenta de que se aman, a dedicarle tiempo a aquella/s persona/s a la/s que tienes abandonada/s desde hace tiempo, a echar de menos...




...y ESO, aunque esté enmascarado de consumismo y de hipocresía, ESO es por lo que yo sigo creyendo en la Navidad como una época del año que merece la pena.




¡Hasta muy pronto!





Y bueno, después del final conmovedor americano-emotivo con el que he cerrado el texto, un detallito:




domingo, 1 de diciembre de 2013

Trucho, trucho, ¡que no te escucho!

Lucia y Marta quedan un lunes por la tarde para tomar un café. Lucía empieza a contarle a su amiga lo que le ocurrió el sábado con su novio, con el que tuvo una discusión bastante salida de tono, por la que ahora se siente fatal y lleva dos días sin poder dormir.

Marta aparenta estar atenta, mirando fijamente y asintiendo, pero al finalizar su amiga, comenta lo siguiente: "Ya ves, bueno no le des más vueltas, seguro que esta tarde te llama y lo arregláis. Con Pablo mi ex me pasaba lo mismo, discutía a veces y lo pasaba fatal pero luego me llamaba, aunque claro, él tenía mucho más carácter, porque hay que ver la de cosas que he aguantado yo con Pablo, como aquella vez que...".

¿Os ha pasado alguna vez una situación análoga o similar? Tener la sensación de estar contándole algo a un ser inerte. Dos personas siendo partícipes de un intercambio de monólogos. Alguien expresa una preocupación o cuenta un problema esperando ser escuchado, comprendido e incluso que la otra persona (amiga en este caso) se implique y eventualmente oriente o aconseje. En este caso, Lucía podía haberle contado su preocupación a su mascota o a un oso de peluche, y apenas hubiera notado la diferencia.

Marta no ha hecho otra cosa que reconducir la conversación a su Yo.

La recepción de la información por su parte está seriamente sesgada, procesando solo aquella parte que está relacionada con su experiencia personal, sin centrarse realmente en el problema como perteneciente a SU AMIGA, individuo ajeno inmerso en otro contexto, con otra personalidad, otra historia, otra experiencia vital. Una variante alternativa que hubiera indicado que en efecto, Marta se estaba implicando en el problema de su amiga Lucía, sería la siguiente: "Ya, te entiendo... Discutir agota y es muy desagradable, además con lo tranquila que tú eres tiene que haberte alterado muchísimo, pero no te preocupes, tú intenta dormir esta noche entreteniéndote con algo, lee un libro, date un baño... Mañana seguro que te llama y lo arregláis, si no lo hace, llámale tú y le dices cómo te sientes".

Ligera diferencia, ¿verdad?

Esta conducta es extrapolable a otras situaciones, como conversaciones acerca de problemas de trabajo, conflictos con amigos, con la familia... Me vienen tantos ejemplos a la cabeza, ¿A tí también?

Primer paso: Oir menos, escuchar más.
Pues bien, partiendo de este breve guión voy a definir el objetivo del artículo de hoy. Es probable que ya te imagines con qué está relacionado el tema. Efectivamente, este texto incluye una crítica así como una reflexión acerca del curioso concepto que se tiene en muchos casos del acto de escuchar y qué podemos hacer o modificar para mejorar esta aptitud. También sobre la conducta de egoísmo, sobre el egocentrismo y diferenciar éstos del narcisismo. Una vez diferenciadas estas tres, nos centraremos de nuevo en el caso de Lucía y Marta.



Diferencia entre egoísmo, egocentrismo y narcisismo

Ser egoísta está muy mal visto. Decir que alguien es egoísta es castigarle con la losa de persona poco deseada en nuestros círculos sociales, es tachar a esa persona de dañina y maliciosa, es ponerle un cartel de persona negativa, peligrosa. La sociedad nos enseña sin embargo que dar es recibir, nos impulsa a ser individualistas y egoístas, que se basa de hecho en conductas altamente adaptativas desde el punto de vista evolutivo, así que la noticia que tengo que darte es que en mayor o menor grado, todos y cada uno de los seres humanos somos egoístas. Debemos de hecho perder el miedo a esa palabra y dejar de relacionarla por regla general con una característica negativa. En ocasiones es incluso necesaria.

La Real Academia Española define egoísmo como: Excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente el propio interés, sin cuidarse del de los demás.
Así, podemos concluir que el arte de ser una persona no solo socialmente deseable sino acorde a los valores que tenemos como la bondad o la solidaridad, consiste en integrar la conducta egoísta con su opuesto, el altruísmo. Encontrar el equilibrio entre ambas no es sin embargo un arte que domine mucha gente.

Debemos además diferenciar el egoísmo del egocentrismo, una conducta (no sé si más bien definirlo como un tipo de personalidad) que poco tiene de adaptativa y que puede llegar a lo patológico, y que según la R.A.E. es la exagerada exaltación de la propia personalidad, hasta considerarla como centro de la atención y actividad generales. Las personas egocéntricas son las candidatas ideales a sufrir trastornos psicológicos. A mí me gusta generalmente diferenciar entre personas con foco interno y personas con foco externo. Siempre predomina uno de los dos focos. Las personas con foco interno puntúan alto en egocentrismo. Viven tan ensimismadas y (con)centradas en su propio ego, que son incapaces de percibir y valorar lo que sucede a su alrededor. Observan el mundo desde su propio ombligo y solo consideran relevantes sus emociones. Todo lo que ocurre alrededor tiene relación con ellos y se perciben como el centro de atención de todas las vidas. Está relacionado en cierto grado con el egoísmo, pero no, no es lo mismo.

Un ejemplo de persona egocéntrica es aquella que enseguida interpreta la realidad relacionándola consigo misma. Para que visualicéis más fácilmente al ser prototípico, es aquél que cuando un compañero le contesta mal en la oficina, solo contempla la opción de que ese mal humor está relacionado con él, en lugar de plantearse que quizás ha tenido un mal día o está enfadado por otra razón ajena; es aquél que publica una noticia o una foto en Facebook y confía en crear impacto en la vida de todos sus contactos; es aquél que considera realmente tener una importancia suprema en el mundo, viendo a los demás como meros espectadores.
El egocéntrico es protagonista de su propia película.

Lo más traumático para este tipo de persona sería descubrir la realidad, descubrir que ni es tan importante, ni es el centro de atención de la vida de los demás. El mundo solo gira a tu alrededor cuando estás borracho.

Por último, es importante no confundir el egoísmo y el egocentrismo con el narcisismo, pues este último es un trastorno patológico. Es digamos, el egocentrismo y el egoísmo en su grado extremo. El DSM-IV (Manual diagnóstico de Salud Mental) colabora con una definición limpia y precisa de este trastorno de la personalidad: Consiste en un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de admiración y falta de empatía, que empieza en la edad adulta y se da en diversos contextos.

El acto de escuchar: La atención plena

Hace unos meses me di cuenta de que cometía un error con relativa frecuencia cuando mantenía una conversación por cortesía, con los compañeros del trabajo en la mayoría de los casos. Al no prestar la suficiente atención, se me escapaban detalles (para ellos importantes) sobre las vidas de esas personas, las conversaciones se tornaban en parte unidireccionales. Poco después empecé a observar si esta actitud la tenían otras personas y pude afirmar que sí. Se parecía algo a la actitud de Marta en el guión anterior. Me costaba bastante concentrarme en la conversación si el tema no me interesaba. En mi empresa se hablaba a menudo en las pausas y en la hora de la comida sobre eventos familiares y jardinería. Yo me esforzaba por prestar atención (escucha activa) pero ésta desaparecía casi involuntariamente al cabo de cinco minutos, cuando se entraba en detalle sobre la poda de los geranios en diagonal.


Me planteé entonces un ejercicio que llevo practicando desde entonces, y que ha mejorado no solo mis relaciones laborales, sino el conocimiento que tengo acerca de las personas que me rodean. Parece algo sencillo, pero caemos demasiadas veces en la "desconexión" del mundo externo cuando no logra alcanzar nuestro umbral de activación. Me propuse mantener el hilo de la conversación "no digna de mi interés" con respuestas de feedback, igual si me estaba hablando del cumpleaños de su hija como de cómo se podan los geranios. Entonces yo debía imaginarme mentalmente esos geranios y toda descripción que me hiciera, para preguntarle con interés todo aquello que quisiera saber sobre el tema. La imagen mental y el seguimiento activo colaborando con intervenciones, hizo mantener mi atención hasta el final, y no solo eso. Logré interesarme realmente por lo que me estaban contando. Y sí, ahora hemos estrechado lazos y yo me he convertido en toda una profesional en jardinería.

Practicar la atención plena (¿os habéis dado cuenta ya de cómo el mindfulness es útil y aplicable en multitud de situaciones, verdad?) es un ejercicio que primeramente se ejecuta bajo control consciente. Al principio costará cierto esfuerzo. Con el tiempo, como todo ejercicio realizado con frecuencia, se automatiza y se logra de manera casi inconsciente.

Parece bastante evidente que poner este ejercicio en práctica cuando se trata de escuchar tiene efectos y consecuencias muy positivas. Podéis visualizar el ejemplo de Lucía y Marta, corregirlo y extrapolarlo a otras situaciones de vuestra propia vida. Podéis aplicar el mindfulness a todas aquellas conversaciones que no sean de vuestro interés. Podéis mirar hacia afuera, trabajar vuestra empatía y ejercitar vuestro foco externo... o seguir centrados en vuestro ego.

Hemos dicho que las personas con foco interno son más susceptibles de padecer trastornos psicológicos, fuente de la insatisfacción e infelicidad que el dominio de este foco produce... ¿y eso por qué? Fácil. Cuando se presta excesiva atención a algo, se torna obsesión, y una obsesión es una distorsión de la realidad... Piénsalo... piensa en los numerosos trastornos que existen y piensa si en las personas que los padecen domina el foco externo, o interno...



¡Hasta muy pronto!









lunes, 25 de noviembre de 2013

Terapia de luz contra los síntomas depresivos en invierno

Melancolía. La pereza te domina, salir a la calle supone un esfuerzo, dormir. Ir por la mañana al trabajo o a clase en plena oscuridad y volver de noche. Lluvia, tardes tirado en la cama escuchando música. Días cortos, tiempo que pasa volando. Frío, alegrarte por sujetar una taza de cerámica con alguna bebida caliente y que ésta pase el calor a tus manos, que están al borde de la gangrena.

Ya ha llegado el frío polar y las horas de luz solar se reducen, preparando la entrada del invierno. Algunas personas experimentan esta época del año como una etapa triste, gris y adicionalmente sufren variaciones del estado del ánimo con una marcada tendencia a manifestar síntomas depresivos (no demasiado significativos a nivel clínico; estaríamos hablando en este caso del ya comentado en otros artículos "trastorno afectivo estacional" o "depresión estacional"), también sufren una necesidad ingente y permamente de dormir mucho a la vez que experimentan una notable falta de energía.

¿Pero por qué el invierno nos hace sentir tristes?

En invierno nuestro cuerpo queda en gran medida privado de los rayos solares. Esta carencia o déficit tiene consecuencias a nivel cerebral, donde se aumenta la producción de melatonina, también denominada "hormona del sueño". Una cantidad elevada de melatonina ralentiza el metabolismo además de producir un aumento considerable de sueño, cansancio generalizado y una disminución de la motivación. En los animales este estado se llama comúnmente "hibernación". Quien durante el invierno pasa largas horas bajo luz artificial, sea en casa o en el trabajo, lleva una rutina de poco movimiento y con ello recibe durante el día poca luz natural, tiene bastantes papeletas de entrar en esta espiral de la muerte llamada "depresión estacional".

La depresión estacional ha sido reconocida como diagnóstico psiquiátrico desde mediados de los 80 y está archivada desde 1970, vamos, que no es algo que me esté inventando yo. No hay que confundirla sin embargo con una simple y natural astenia o falta de energía temporal, que nos sucede a todos con el cambio de estación y es normal.

Mejor prevenir que curar

Para diferenciar bien este trastorno debemos primero conocer los síntomas que lo definen. Astenia (falta de energía), cansancio, sueño, tristeza, aumento de peso, trastornos de la alimentación o falta de motivación, suelen ser algunos de los síntomas más frecuentes. Y por supuesto, deben suceder al finalizar el otoño - comienzo del invierno. Con este por supuesto quiero aclarar que si es Julio, y te encuentras así, considero que eres lo bastante inteligente como para descartar este diagnóstico.

Ahora bien, si te sientes identificado y ya has experimentado alguno de estos síntomas, no te preocupes en exceso ni seas alarmista. Ya sabemos que en estos casos Internet puede ser un mal amigo. El peor. Es un vacilón además. Buscas "me duele la cabeza" y aparecen veinte artículos sobre cáncer y herpes genital.

Prevenir este trastorno (la depresión estacional, no el herpes genital) es en gran parte responsabilidad tuya, y es mi deber darte a conocer algunas estrategias a las que puedes recurrir para evitar un episodio depresivo durante este invierno.


¡Haz deporte! El deporte va a ser tu mejor defensor de los síntomas depresivos. El ejercicio diario aumenta la producción de serotonina, aumentando la activación y energía del cuerpo y acabando con el cansancio. Aprovecha esta época de frío para elegir deportes que SOLO pueden practicados en invierno. Yo particularmente me alegro por poder ir a esquiar (tengo los Alpes a una hora, el invierno aquí da bastante juego como podéis comprender), pero también son válidos otro deportes como el alpinismo, el patinaje sobre hielo o el snowboard. Si no te gustan estos deportes tan fantásticos para planes de fin de semana, puedes salir sencillamente a caminar, al gimnasio o a nadar al polideportivo más cercano. Nadar es un deporte magnífico en el que ejercitas todos los músculos de tu cuerpo, además de ser muy relajante. ¡Elige el deporte que quieras, hay tantos!

Cuida tu alimentación. ¿Estás comiendo bien? Vigila la cantidad de frutas y verduras durante esta época del año. Abusa de ellas, pues serán tus mejoras aliadas para luchar contra el frío y las enfermedades que producen las bajas temperaturas. Abusa del agua también, aunque no tengas sed, no esperes sentirla a menudo. Debes saber, por cierto, que tu cuerpo tenderá a pedirte generalmente alimentos hipercalóricos y es más fácil tirar de alimentos basura. Las legumbres son en este caso una buena opción, ricas en calorías además de tener un alto valor nutritivo. Que no te dé pereza cocinarlas, puedes comerlas incluso en forma de ensalada o de humus. Los purés y las cremas (caseros ambos) son otra forma de alimentarse en invierno de manera saludable.



La terapia de luz como remedio para el trastorno afectivo estacional

Se ha descubierto que la terapia con luz es muy efectiva en pacientes con este trastorno. La persona afectada recibe una lámpara que emite una luz muy fuerte, de un espectro análogo al de la luz solar natural, y debe exponerse a esta luz diariamete un intervalo de tiempo determinado. 
Esta lámpara ilumina hasta 200 veces más que una lámpara normal de oficina y se coloca aproximadamente a 80 cm. de los ojos del paciente.

A día de hoy se utiliza esta forma de terapia en numerosos centros psiquiátricos y hospitales. A través de la iluminación con rayos UV, se estimula la producción de serotonina mientras que se elimina melatonina del cuerpo, equilibrando la cantidad de ambas hormonas. En consecuencia el estado de ánimo recibe una bomba de energía y el cansancio se reduce enormemente.
En personas ligeramente sintomáticas puede ser una buena idea agenciarse una lámpara de luz solar para su uso frecuente en casa o en el trabajo (frecuente no es permanentemente, no sea que empieces utilizando la lámpara y acabes en el extremo opuesto, la tanorexia). 
Un punto importante también a tener en cuenta es aprovechar los días de invierno en los que sale el sol, para salir a la calle y exponerse a la claridad el mayor tiempo posible.




Y con esto y un bizcocho...

Nooooo... Por ser lunes, creo que te mereces un pequeño detalle (de esos que decíamos que alegraban el día) para terminar mejor que bien la lectura de este artículo.
Te cuelgo una canción que me encanta desde hace años y que curiosamente llevo hoy todo el santo día escuchando (sí, y haciendo playback por la calle también...)... es de esas canciones motivantes que da igual cuando las escuches, siempre dan el mismo buen rollo.





¡Hasta muy pronto...

...y que tengas una muy buena semana!

martes, 19 de noviembre de 2013

Estudio revela que el calcio previene las recaídas en pacientes alcohólicos.

Gracias a las continuas investigaciones la ciencia avanza a pasos agigantados en las últimas décadas. La industria farmacéutica ha mejorado inmensamente la calidad de vida del ser humano a nivel físico y psicológico, a la vez que ha hecho de ello un auténtico negocio, que como todo lo que mueve ingentes cantidades de dinero, puede ser tan beneficioso como peligroso.

Imagínate que te dijeran que de la aspirina no es el ácido acetilsalicílico (principio activo) el que quita el dolor de cabeza, sino el maíz del que está compuesta la pastilla.

Algo parecido acaban de descubrir los investigadores sobre el fármaco Campral, un medicamento habitualmente recetado a alcohólicos abstémicos que previene de futuras recaídas. El principio activo de este fármaco es el acamprosat. Así ha sido publicado recientemente (el 11 de Noviembre de 2013 para ser exactos) en la revista científica Neuropsychofarmacology un reciente estudio del equipo de investigadores liderado por el Prof. Dr. Rainer Spanagel del Instituto central de salud mental de Mannheim en el que se ha puesto de manifiesto, que el principio activo hasta ahora empleado para el tratamiento farmacológico del alcoholismo es completamente inútil.

Lo que el estudio ha demostrado concretamente, es que el calcio contenido en la pastilla es en este caso el responsable del efecto reductor de recaídas en pacientes alcohólicos. "Se podían obtener los mismos resultados administrando a estos pacientes agua mineral rica en calcio u ofreciéndoles queso pecorino tres veces al día" comenta el Dr. Spanagel.


Más de 450 estudios científicos preceden a este último, apoyando la eficacia del medicamento. Si se refuerzan los resultados de este polémico estudio, se estaría anulando la validez y fiabilidad de todos los anteriores, retirando finalmente el fármaco del mercado. Tres son las empresas farmacéuticas involucradas: Merck y Forest Laboratories, que comercializan el fármaco en los E.E.U.U., e InnoPharma. La empresa acaba de sacar un genérico a la venta. Los resultados de este estudio podrían significar una pérdida de millones de euros.

El investigador americano Markus Heilig comenta en la entrevista para el periódico alemán DIE ZEIT: "Se trata de un estudio muy sólido, al haber sido realizado por uno de los propios grupos de investigadores que comercializan el fármaco. Cuando el Dr. Spanagel me presentó por primera vez los resultados del estudio, me caí de la silla. Si hubiera sido otro equipo de investigadores ajenos a la empresa el que hubiera presentado los mismos resultados, no me lo hubiera creído jamás".

El hecho es polémico a la par que curioso, y digno de ser comunicado en el blog, pues como me comprometí en un principio, todo aquello que publico est´en bibliografía más reciente sobre el tema, para que ninguna información que leas esté obsoleta. Pasarán muchos meses hasta que se consoliden estos resultados con próximos estudios que controlen otras variables para verificar lo demostrado (¿o no?), pero lo que sí sabemos es que tras esta noticia se abre una nueva línea de investigación muy interesante: El papel del calcio en el tratamiento del alcoholismo.






¡Hasta muy pronto!



"El conocimiento es el antídoto contra el miedo" (Ralph Emerson)



#Fuentes relacionadas:

Zeit.de

martes, 12 de noviembre de 2013

Soy creativo, luego existo.

La creatividad ha sido la herramienta más utilizada por el ser humano para sobrevivir a diferentes situaciones críticas así como para adaptarse al medio que le rodea. Todo ser creativo tiene más posibilidades de avanzar, de salir adelante, evolutivamente hablando. Las nuevas tecnologías y la facilitación extrema de ciertas tareas en la sociedad actual dificulta sin embargo el desarrollo de esta habilidad.

No es una habilidad digna de extinción, pues sigue siendo una de las aptitudes que más destacan y se valoran en todos los ámbitos de la vida. Una persona creativa será mejor considerada en el mundo laboral y tendrá más probabilidades de desarrollo y éxito profesional. También sucede en la vida privada (familiar y social). Las personas creativas son aquellas comúnmente conocidas como "personas con buena suerte". Aquellas a las que todo "les sale bien". Son personas que se acomodan con naturalidad al medio y asimilan éste de acuerdo con sus necesidades, luego están perfectamente ajustadas al entorno, y de ahí que los frutos de este permanente proceso de ajuste sean en su mayoría positivos. Una persona que optimiza sus recursos y aprovecha al máximo lo que el entorno le ofrece se torna eficiente y tiene definitivamente una vida más agradable y satisfecha en todos los sentidos.
Pirámides egipcias: ¿fruto de creatividad?

Un alto grado de creatividad indica mayor inteligencia

Pero no todas las personas son creativas en igual medida, algunas se perciben de hecho como "no creativas" (¿conocéis el antónimo de la palabra creativo? No. Porque no existe. Fíjate si posees la capacidad de crear que ni puedes denominarte verbalmente lo contrario). Este tipo de personas autodenominadas "no creativas" y que yo más bien definiría como "personas con creatividad poco desarrollada" tienden a la mediocridad o al fracaso y suelen envidiar a aquellas que siempre tienen ideas brillantes, originales y son capaces de sugerir aportar soluciones a los problemas con una creatividad desbordante. No por ello hay que sentirse inferior o menos capaz. Si no posees este don de forma innata (tendrás otros más desarrollados, cada individuo tiene sus propias cualidades y defectos, sus puntos fuertes y débiles), ya sabemos que además de que el cerebro modula la conducta, la conducta modula el cerebro, así que la buena noticia es: QUE SI TUCREATIVIDAD ES DEFICIENTE, PUEDES LLEGAR A DESARROLLARLA.


El ejercicio de la creatividad 

Ejercicios hay millones diferentes. Puedes desarrollar esta habilidad pintando, tocando un instrumento musical, realizando manualidades, etc. Aquí he recolectado aquellos requisitos desde mi punto de vista relevantes y aquellos ejercicios que más me han llamado la atención y que a mi juicio, tienen una capacidad mayor de fomentar y desarrollar la creatividad que posees de base y elevarla a su máxima potencia. La mente se ejercita igual que el cuerpo, querido lector. El artículo de hoy va a ser algo así como un gimnasio virtual.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

La persona creativa, ¿Nace o se hace?


 

Pablo es un chico muy atractivo, alto, despreocupado, inteligente y muy creativo.

Cuando describimos a una persona como "creativa", ¿a qué nos estamos refiriendo exactamente? Si te pregunto qué es ser creativo, seguramente salgan por tu boca las palabras: capacidad, habilidad, original, ideas, imaginación. Pero definir el concepto con precisión es definitivamente algo complicado. La creatividad, si bien ha existido desde siempre, como concepto no ha sido abordado ni estudiado hasta épocas relativamente recientes. No fue aceptada por la Real Academia Española hasta 1970 y la Real Academia Francesa propuso su inclusión en 1971, decidiéndose finalmente por la opción negativa.

Algunos autores comentan la paradoja de definir lo indefinible. La palabra creatividad proviene del latin "creare" y significa: engendrar, crear, producir. Rodríguez (1999) la define como: "capacidad de crear cosas nuevas". Freud la definía como una energía derivada de una tensión infantil y Fromm como una actitud. Csikszenmihalyi dice que es "cualquier acto, idea o producto que cambia un campo ya existente, o que transforma un campo ya existente en uno nuevo".

Los componentes de la creatividad también han sido definidos por muchos autores. Sternberg incluye los siguientes componentes: inteligencia, estilo de pensamiento, motivación, conocimiento, entorno y características de la personalidad. Otros autores añaden la sensibilidad a los problemas, la curiosidad, la intuición, la originalidad, la confianza en sí mismo y la flexibilidad.

¿Pero la creatividad es una capacidad innata o puede aprenderse? 

Para todos aquellos que alguna vez en la vida abandonaron un sueño o un proyecto por considerar que no eran suficientemente creativos, tenemos una buena noticia: Las investigaciones más recientes aseguran que a pesar de existir una base genética que proporciona un mayor o menor nivel de creatividad en el individuo, el factor ambiental (el aprendizaje por interacción con el medio) tiene un peso extraordinario en el desarrollo de esta capacidad, mucho mayor que el factor genético. Los niños que reciben una determinada educación y crecen en ambientes adecuados, desarrollarán un nivel de creatividad mayor que aquellos que no crecieron en las mismas condiciones. Pues como toda habilidad, la creatividad es susceptible de ser incrementada mediante entrenamiento.

Es por los resultados de estos estudios por lo que es importante reestructurar y reformar el sistema educativo. El sistema actual poco hace para fomentar la creatividad en niños y jóvenes, desperdiciando quizás muchas mentes potencialmente brillantes. Un ambiente apropiado, una disposición de multitud de herramientas, el planteamiento de problemas y las alternativas originales para la resolución de éstos, un continuo intercambio de ideas para aumentar el flujo de información y el fomento de una curiosidad activa por el medio serían algunos factores a tener en cuenta a la hora de estimular la habilidad de ser creativo, una habilidad que en ningún caso debe ser subestimada, pues no solo es fundamental para un satisfactorio desarrollo personal, sino sin duda una herramienta básica para lograr el éxito profesional, social e incluso familiar.



¡Hasta muy pronto!



"Todas las personas tienen la capacidad de trabajar creativamente. Lo que sucede es que la mayoría jamás lo nota" (Truman Capote)

domingo, 3 de noviembre de 2013

El amor de los ABUELOS

Aquellos que pueden disfrutar de sus abuelos tienen una inmensa suerte. Es un amor diferente, especial. Y no hablo desde la experiencia personal. Contar con ellos es una auténtica fortuna. Son fuente de conocimiento, de experiencia, de amor y parsimonia. Son emocionalmente más estables que la juventud, gozan de la serenidad que a los jóvenes les falta. Muchos tienen o han desarrollado un temperamento fuerte, otros muchos son suaves, sencillos y amorosos. Su historia personal les ha llevado a ser quienes son y tienen claras sus prioridades, ya han vivido lo suficiente para poder ver las cosas con otra perspectiva, para saber qué es lo importante en la vida y con quién quieren pasar el tiempo en su última etapa. La vejez es en absoluto un periodo menos bello que los demás. El final del libro descubre siempre todos los secretos, te otorga el entendimiento de todo aquello que a lo largo de la lectura no lograbas entender y, llegando con buena salud a este capítulo final, puede ser sin duda la mejor y más bonita de las experiencias.

Es un secreto a voces que la sociedad ha sufrido un cambio brutal en las últimas décadas. La mejora de la alimentación, la rapidez de los avances médicos y tecnológicos así como un aumento de la calidad de vida en general han aumentado la esperanza de vida, encontrándonos hoy con una población envejecida. Si a ello le sumamos la incorporación de la mujer al mundo laboral y el concepto de "planificación familiar" (antes más bien imposible) que significa en términos estadísticos un descenso de la natalidad, la media de edad de la población general ha aumentado si no un poco, bastante.

La actual longevidad de los padres y la tardía maternidad o paternidad de los hijos ha dado lugar a un fenómeno, la llamada generación sandwich. Antiguamente los abuelos vivían en su propia casa mientras que los hijos al casarse se independizaban, y cuando uno de los dos fallecía, lo cual sucedía a edades más tempranas, el viudo o la viuda acudía a vivir a casa de los hijos, formando parte de la familia y colaborando activamente en la educación y cuidado de los nietos hasta el fin de sus días.

Ahora el problema en sí no es quedarse viudo y no tener adónde ir. El "problema" es en este caso el aumento del índice de dependencia, fruto en parte del mencionado aumento de la esperanza de vida. La dependencia se define en este caso como la incapacidad de las personas mayores de cuidar de sí mismos de forma independiente, la pérdida de autonomía, requiriendo cuidados externos, siendo los hijos los parientes cercanos que más suelen hacerse cargo de esta tarea. En las familias con hijos de diferentes sexos esta tarea de cuidado suele recaer mayoritariamente sobre las mujeres, por cuestiones culturales e históricas.

La generación sandwich ha de mantener así tanto a sus hijos como a sus padres (física y económicamente), por un largo periodo de tiempo. Esto repercute negativamente en los cuidadores, pues la sobrecarga producida por la tarea de cuidado de un número considerable de personas dependientes empeora la salud física y psicológica, derivando en la mayoría de casos sin apoyo social en trastornos de depresión, ansiedad o en la manifestación de enfermedades físicas (obesidad, hipertensión arterial, diabetes mellitus entre otras).

La edad de jubilación se ha incrementado hace poco a 67 años. Pero no, 67 años de antes no son 67 años de ahora, y muchas veces puede resultar inadecuado o incluso inofensivo referirse a esta franja de edad con el término "anciano". Antes los abuelos y abuelas a esta edad (si llegaban) tenían el típico aspecto de los abuelitos y abuelitas de los cuentos. Ellos con su bastón y contando batallas de sus tiempos a los nietos, ellas haciendo calceta en la butaca con sus gafas de ver. Sus capacidades físicas y cognitivas estaban algo más deterioradas. Esta imagen o prototipo es algo exagerado, pero no se aleja mucho de la realidad.

Las personas mayores también se adaptan a la revolución tecnológica.
Los abuelos de hoy poco tienen que ver con los de antes. Muchos continúan ejerciendo de forma no remunerada tras la jubilación (el que puede), otros se dedican a viajar todo lo que anteriormente no pudieron, empiezan la carrera universitaria que siempre quisieron estudiar o le dedican más tiempo a la familia. Disfrutan plenamente de esta etapa de la vida y resultan más activos que antaño. En la mayoría de los casos sus "achaques" no les impide disfrutar de una calidad de vida antes impensable. La jubilación se va convirtiendo poco a poco en un cambio vital positivo, lejos del antiguo mito de "retirada del mundo laboral por dejar de ser productivo para la sociedad". Este cambio de enfoque es positivo no solo para las personas que atraviesan este intenso y drástico cambio, que ven en ello un alivio, una oportunidad para disfrutar de sus hobbies, familia y del tiempo libre que anteriormente no han tenido, sino para la sociedad, que puede encontrar en este grupo de población una fuente fantástica de experiencia y sabiduría, una variedad amplia de capacidades y habilidades, en definitiva, un grupo mucho más que productivo para la sociedad.

Si tienes personas mayores en la familia, reflexiona y piensa en el valor que tiene dedicarles tiempo hoy, demostrarles amor, hacerles felices, quererles bien, aprender de ellos o recordar con ellos, tener paciencia y sobretodo algo que veo a menudo que a los jóvenes nos falta: escuchar. Tienen mucho que decir; tienen mucho que enseñar. Cosas que seguramente no puedan enseñarte tus amigas ni tus profesores. Contar y recordar les ayuda además a ejercitar la memoria. En la vida no hay prisa, al contrario de lo que muchos piensan, y la lentitud en el habla, el bajo tono de voz, la serenidad o la templanza, no son defectos sino virtudes, características del envejecimiento normal y saludable, que en mi opinión son características naturales del ser humano que la sociedad anula y altera durante la infancia y que reaparecen cuando el mundo a nuestro alrededor deja de exigirnos tanto. O no... pero a mí me gusta creerlo así.



"En la juventud aprendemos. En la vejez entendemos." (Marie von Ebner Eschenbach)



¡Hasta muy pronto!

miércoles, 23 de octubre de 2013

¿Pero no te da vergüenza?

La vergüenza es considerada comunmente una emoción negativa. Lo que para una persona es una situación vergonzosa, para otra no lo es. Una misma persona puede reaccionar vergonzosamente a unas situaciones y a otras no. Es decir, los factores desencadenantes son externos y son muy subjetivos, pues la percepción y evaluación de la situación es completamente individual y varía también culturalmente.

Esta emoción se ha desarrollado ontogenéticamente algo tarde, y es una emoción aprendida. Algunos autores la describen como una emoción social. Podemos observar cómo situaciones que a los adultos les produce muchísima vergüenza, a bebés y niños pequeños no les genera ninguna. Y curiosamente observar la realización de este tipo de situaciones con naturalidad por parte de bebés y niños, provoca risa y activa el buen humor de los adultos. Nada más gracioso que observar a un bebé rojo como un tomate haciendo ruido al apretar para hacer caca o que ver cómo un niño le da besos en la boca a su hermana pequeña sin pudor alguno. Alrededor de los dos años es cuando a través de observaciones, experiencias e instrucciones de los adultos, los niños aprenden las normas y expectativas sociales, adquieriendo así el sentido de la vergüenza.

Un dato curioso de esta emoción es que es exclusiva de los seres humanos. Para que tenga lugar, deben cumplirse ciertos requisitos cognitivos que los animales no son capaces de alcanzar. Y no, cuando regañas a tu perro y agacha la cabeza no está sintiendo vergüenza, las emociones que experimenta serían en este caso miedo y culpa. (este es el ejemplo que ha surgido hoy en una conversación sobre este tema).

La experiencia de la emoción de vergüenza puede ser muy desagradable, tanto, que las personas guardan con enorme facilidad en el recuerdo aquellas situaciones del pasado en las que esta emoción se manifestó de forma muy intensa. Si te paras a pensar, es posible que recuerdes algún evento en el que te sucedió algo y te quisiste "morir" de vergüenza. Los famosos momentos "Tierra trágame" que todos hemos experimentado alguna vez.

Todos conocemos la mítica situación en la que se está viendo tranquilamente la televisión en familia y de repente aparece una escena "subidita de tono", a la que todos miramos casi sin querer y enseguida se toma conciencia de que tus familiares, así como tú, están mirando también. La situación se torna algo incómoda y es en ese momento cuando tu madre reacciona lanzando al aire un comentario sobre el tiempo, sobre si has terminado los deberes o sobre la decadencia de la televisión hoy en día, que en sus tiempos respetaba el horario infantil. Tampoco es infrecuente el ejemplo de aquel que va al baño y vuelve con un trozo de papel higiénico pegado en la suela, enseñando las braguitas porque la falda se ha quedado enganchada o el que come espinacas y se le queda un trozo del tamaño de una moneda de cinco céntimos decorando la paleta o entre los dientes, luciendo éste públicamente al sonreir y convirtiendo el intento de transmitir una simpática sonrisa, en un pérdida automática de la dignidad.

Algún ejemplo te suena, seguro. Y alguno te ha pasado a tí... sabes que sí.

Las funciones de la vergüenza

Después de este pequeño análisis de situaciones vergonzosas cabría pensar: "¿y para qué queremos entonces tener la vergüenza en nuestro repertorio de emociones?". Pero como todos sabéis, la evolución del ser humano no hace nada en vano e igual que el miedo, la ira o la ansiedad, la vergüenza tiene algunas funciones algo más adaptativas que el mero hecho de pasar un mal rato.

Estas funciones, entendidas desde el punto de vista evolutivo, son muy positivas e imprescindibles para una estable y armoniosa vida social. Así pues, la vergüenza sirve como protección de la esfera íntima del ser humano. En la cultura occidental, determinadas partes del cuerpo se relacionan casi exclusivamente con la función sexual y reproductora, convirtiendo éstas en zonas tabú. Es probable que el objetivo de esta "norma implícita" sea proteger al individuo de contactos sexuales no deseados o de la violación del espacio íntimo de la persona.


Por otro lado, el deseo de evitación del sentimiento de vergüenza puede conducir a un aumento de la motivación de logro, posibilitando en consecuencia alcanzar objetivos anteriormente no alcanzables.

A nivel colectivo, podemos decir que la emoción de vergüenza regula nuestra conducta adaptándola a normas sociales y morales aprendidas y no escritas. La aparición de vergüenza nos haría conscientes de cuándo una norma social o moral ha sido infringida, siendo de alguna forma la experiencia desagradable una especie de "castigo natural". Es así responsable del auto-control.


Otra forma de vergüenza también exclusiva del ser humano es la vergüenza ajena (o pena ajena en Latinoamérica) en el que experimentamos una emoción ligeramente menos desagradable y menos intensa, por una conducta ajena a la nuestra que percibimos y evaluamos como "no aceptada socialmente".

Para concluir el texto, podemos añadir que la vergüenza es un subsíntoma de muchas enfermedades y trastornos, como la depresión, ansiedad y trastorno bipolar, siendo muchas veces la observación clínica de esta emoción indicativa de un posible trastorno subyacente.

Parece ser que la vergüenza tiene bastantes más funciones de las que les podías haber atribuido antes de leer este artículo, y que juega un papel fundamental en la adaptación del ser humano a su ambiente, de modo que no te preocupes por aquel día en el que te caíste por las escaleras delante de todo el colegio o te pillaron copiando en un examen... pues la historia perdurará en el recuerdo pero algo valioso aprendiste de ello, te lo aseguro.

y a tí, ¿Qué situaciones te producen o han producido vergüenza en la vida?




¡¡¡HASTA MUY PRONTO!!!




"No sabe tornar a su dueño la vergüenza que se fue" (Séneca)

miércoles, 16 de octubre de 2013

La procrastinación: mejor lo hago mañana


“No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy,

déjalo… para pasado.”


Así piensa mucha gente. Muchísima. 

Podemos decir que incluso demasiada. 







Me atrevo a decir que en parte te acabas de sentir identificado. Sí tú, querido lector. Párate a pensar en la lista de cosas que tienes en mente aún por hacer. Algunas llevan ocupando tu mente días, incluso semanas. Y todavía no las has cumplido. Sí tienes tiempo sin embargo para tareas objetivamente menos prioritarias.

¿Sabes acaso priorizar correctamente tus tareas y obligaciones? ¿O eliges tus actividades diarias en función de tus “ganas”?
Tendemos a dedicarnos prioritariamente a actividades como limpiar la casa, ordenar el cuarto, los libros de la estantería por orden alfabético… en lugar de ocuparnos de cosas menos agradables pero más importantes como escribir la declaración de la renta o estudiar para examenes importantes.
Un ejemplo típico y conocido por muchos. Tienes un examen en dos días, te sientas a estudiar y de repente te das cuenta de que tu armario necesita una limpieza a fondo o de que los libros de tu estantería no están ordenados por orden alfabético. Y es urgentemente necesario limpiar el armario y ordenar los libros, aun no habiendo sido capaz de hacerlo el resto del año. De hecho, una fuerza maligna te impulsa a realizar esta actividad tan banal, impidiendo que te concentres en la importante tarea de estudio que estabas llevando a cabo ni medio minuto. 

Así que te levantas y te pones a ello.

A los dos días tiene lugar el examen, y se convierte en la mayor catástrofe del año. Sales frustrado y empiezas a regañarte mentalmente y a preguntarte, ¿por qué no estudié más?

Acto seguido tu pensamiento sugiere falsas autopromesas: “para el próximo examen estudiaré más”. Qué traidor es el pensamiento a veces. Si has cometido el mismo error las doscientas veces en tu vida que has preparado un examen, ¿qué te hace pensar que tu conducta cambiará a la doscientas una? No seas iluso. Si sabes perfectamente que no.

Este fenómeno frecuente y no por ello menos problemático se denomina en psicología “procrastinación”.

Las causas de la procrastinación

Científicos de la universidad de Konstanz (Alemania) han llegado a la conclusión de que las personas actúan así porque consideran que el día de mañana será mejor que el presente para llevar a cabo la tarea. También se ha demostrado que la tendencia a procrastinar disminuye si se plantea la tarea en términos muy concretos y específicos.

Piers Steel, investigador de la Universidad de Calgary, ha desarrollado una fórmula denominada teoría de la motivación temporal: U = EV/ID. Según el señor Steel asegura, esta fórmula explica matemáticamente la procrastinación.
U es la utilidad de la tarea una vez culminada, y su valor es proporcional al producto de las expectativas (E) por el valor que le concedemos al acabar el trabajo (V) e inversamente proporcional a la inmediatez (I) y a la sensibilidad de la persona a los retrasos (D).

Concluyendo, esta fórmula predice que las tareas a las que más importancia damos son las que con mayor frecuencia postergamos. No es pereza entonces lo que se esconde detrás de la procrastinación, sino un exceso de perfeccionamiento

Como curioso ejemplo, pensaba poner una excusa por la tardanza de la publicación del artículo. Para qué. Quien quiere algo, encuentra la manera de hacerlo. Quien no, encuentra la excusa. Podría haber escrito en el tiempo que he empleado en realizar tareas menos costosas, como meterme en Facebook, darme un baño caliente o escuchar música en el salón. Pero he procrastinado esta tarea que tanto me fascina porque en las últimas semanas ha coincidido con mi mudanza, Oktoberfest (semanas de caos, quien vive aquí sabe de qué hablo), una visita inesperada a Munich, mis múltiples trabajos (he empezado ya en la escuela infantil) y el blog ha bajado en mi ranking de prioridades. Además de eso, mi falta de libertad de pensamiento en el último tiempo ha impedido la inspiración y ocurrencia de ideas lo suficientemente buenas como para ser publicadas en mi blog, así que cualquier idea o bombilla que se iluminaba en mi mente acababa fundiéndose, fruto del tiempo de espera a ser desarrollada. Pero ahora que tras la tormenta ha regresado la calma, podría haber retomado tranquilamente y no lo he hecho. He procrastinado la tarea.

¡Pero aquí estoy de nuevo, luchando con este absurdo y perjudicial fenómeno y tras un fin de semana de recuperación en modo marmota, me encuentro llena de energía para retomar todas las tareas relevantes que tenía pendientes!

No volverá a pasar tanto tiempo hasta que vuelva a escribir...




A ver si es verdad, por lo menos aquí queda la prueba escrita.





¡Hasta muy pronto!